Monday, July 31, 2006

Zángano

·ABEJITAS·ABEJITAS·ABEJITAS·ABEJITAS·ABEJITAS·ABEJITAS·ABEJITAS·ABEJITAS·

Hola, soy Lancelot, un zángano, macho de abeja. Es importante que sepan diferenciarme del resto de mi familia, y es por eso que adjunto al relato una ilustración.
Al centro de la foto aparece la reina soberana. Mi relación con ella es únicamente lúbrica, se aparea conmigo y con mis compañeros para luego dar a luz una gran cantidad de larvas. Es por eso que posee un abdomen extenso, y por tanto un mayor diámetro corporal total.
En el ala izquierda de la fotografía se muestra a la abeja obrera, esa pequeña amiga que recorre kilómetros en busca de polen, el cual regurgita ya transformado en miel, para alimentar a las pequeñas larvas que están desarrollándose.
Y finalmente, el gordito del lado derecho soy yo, El Zángano. Mi vida en el panal es fácil pero monótona. Las obreras prácticamente no me consideran y la reina me utiliza de vez en cuando para satisfacer sus necesidades sexuales.
En general soy un tipo tranquilo, siempre ando por ahí volando bajo y degustando miel de diferentes temporadas. Casi nunca pico a nadie, para qué, de eso se encargan las obrera viejas que deciden morir luego de arduas jornadas de flor en flor.
No quiero transformar este relato en una apología sin sentido, pero no puedo obviar el hecho de que entre los humanos se utilice mi nombre con un sentido peyorativo. Zángano no es sinónimo de holgazán, si no hubiera zánganos en un panal no habría nada. No se trata de asumir mi condición como superior dentro de mi especie, pero en ningún caso me encuentro por debajo (ni por sobre) de las obreras o de la mismísima alteza.
En el panal tenemos varios enemigos, hormigas, lagartijas, culebras, en general reptiles y anfibios, pero también a las sensuales avispas o "chaquetas amarilla". Ellas son preciosas, sería absurdo combatirlas, por lo demás en términos de cantidad nosotros los productores de miel estamos absolutamente por sobre ellas, asi que como buen zángano cada vez que nos visitan prefiero dejarlas pasar aleteando majestuosamente, generando una brisa suave que me despeina el rostro peludo.

Ya está bueno de poesía, siempre me pasa cuando hablo de avispas. Tiénde a punzárseme la lanceta también. de ahí mi nombre, Lancelot.

Creo que hice bien con dar a conocer parte de mi vida a uds. los humanos, o humanoides así como van las cosas, pero eso es cuento a parte. Lo importante es que desde ahora valoren a esta subespecie abejorra que muy honrrosamente disfruta entre tanta hembra trabajadora.

Atentamente,
Lancelot Francois Abeillè A.


·ABEJITAS·ABEJITAS·ABEJITAS·ABEJITAS·ABEJITAS·ABEJITAS·ABEJITAS·ABEJITAS·


1 comment:

cumbiera intelectual said...

sin comentarios respecto a tu último post...sólo una pregunta: eres roto de nacimiento o se aprende?? =P