Tacna, 6 de Junio de 2010

Amelia está con su madre jaquecosa jugando y yo entrando a Tacna. Primera vez que me alejo internacionalmente de mi hija y los sentimientos al pensarla efectivamente han sido diferentes.Pero todo bien. Vale decir que la amo.
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Una noreuropea entra en el cyber café
Me hago la idea que es Holandesa
Pienso en el día que perdió su virginidad
Y me pongo feliz
Se lo comento a Nicolás pero no me mira ni me escucha
Solo observa sus redondeadas pantorrillas color queso fresco como un imbécil.
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Hemos cambiado dinero, me siento rico con 2.113 soles, considerando que una Inca Kola vale menos de dos soles. Un excelente referente. Una pésima bebida.
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Todo en calma hasta el momento, se me presenta como un desafío importante mantenerme libre de THC, porque abunda como el aire. Nicolás ya lo sabe bien. Creo que canalizaré con alucinógenos más duros para justificarme con el asunto de la experimentación y logro de inconsciencia plena o de consciencia plena, o de lo que sea, durante algunos minutitos. No hay apuro al respecto.
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La holandesa está al teléfono.
Creo que la amo.
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Voy a revisar como están los baños de este lugar.
Aun conservo cierto prejuicio de que los servicios higiénicos y alimentos en Perú son patógenos. Pero llevando un par de horas acá va dejando de importarme. Tengo la intención de comer sapos y culebras. Y ratas.
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Me reporto a la brevedad.