Monday, January 17, 2011

Gracias a nadie

Érase una vez el hombre más maravilloso del mundo, que vivía cual mendigo metropolitano, a propósito, para poner a prueba la bondad de los demás hombres no tan maravillosos como él. Amigo de las ratas, que lo cobijaban durante la noche y defendían de perros hambrientos, a cambio de roerle las inmundicias que acumulaba entre los ángulos de su famélico cuerpo de hambre hecha y derecha, disfrutaba del tiempo de verano refrescándose a la orilla de un río espeso y café como un fondue.
.
Su propósito de llamar a la bondad nunca se cumplió, lo que más hubo de retribuirle su singular estilo de vida fueron burlas vejatorias; le llamaron loco, enfermo, sucio, degenerado, podrido, emperador del vertedero, inmoral, incivil, guarango, antipatriota, tributario de garrapatas, piojo hipertrofiado, e incluso un día Sebastián Piñera, oportunidad en que derramó una lágrima y se cuestionó a sí mismo.
.
Muy amigo de las palomas, hubo de bautizar por lo menos a un centenar de ellas. ¡Quién sino él ha individualizado a las palomas! Aves que para nosotros, los mortales sistematizados, no son más que pelotas vivientes y emplumadas, síntomas de la inmundicia urbana, para Don Nadie -así se llama nuestro héroe- son una suerte de gallina citadina, autónomas y autómatas, como corresponde en la ciudad, y muy sabrosas bien condimentadas en la choca. Cada cazuela llevaba el nombre de su víctima, y, para el muy agradecido Don Nadie, deleitarse con el caldo y sus menudencias significaba un verdadero ritual, ni más ni menos solemne que detenerse a sentir el perfume de una universitaria, recortarse la barba, recoger una hallulla o arrancar de la policía montada.
.
Alcoholizarse nunca fue su afán, aunque de vez en cuando disfrutaba de una buena borrachera para entender el lenguaje de los perros, y reírse alborotadamente de las travesuras callejeras que solían narrarle junto a la fogata.
.
Pocas veces durmió toda la noche, menos aún los fines de semana, coronados de riñas y actividad delictiva de grueso calibre, propia del choque cultural que produce la alocada migración suburbio ciudad de quienes nunca han tenido grandes oportunidades en la vida.
.
Don Nadie es un espectador, como usted señora, como usted señor, pero con mucho menos que perder, gracias a nadie.

2 comments:

Max Planck said...

jo e mieda, INTENTA LLAMARME al 295059 de la pega. Luego borra ta mieda.

Anonymous said...

y Yo soy Nikola Tesla...jejeej

Nat