Tuesday, March 22, 2016

Recomendación

Una mina de 20 años, estudiante de sociología en alguna universidad de Santiago lleva dos meses trabajando en un café con piernas. Guapa, linda, dulce. Me enamoré de ella por algunos minutos. Supe sus dos nombres, el ficticio y el real. Le toqué el poto, sí, le toqué el poto, pero fue lo único que le toqué que no pueda tocar a cualquier amiga.
Lleva dos meses en el café, dice tener pololo, dice también que yo soy guapo y que no tiene sentido que esté ahí en el café. La verdad fui a matar el tiempo un rato con un amigo.

Lleva dos meses en el café y recuerda que al principio le fue muy difícil andar en ropa interior en medio de hombres que pueden tocarla por dos lucas.
Su pololo es nerd, desde su visión al menos, y no tiene idea que ella trabaja ahí. Su mamá menos.
Es muy linda ella y conversa con sensatez, tanta sensatez que me dieron ganas de ser ella, de ser mujer y trabajar un tiempo en un lugar así, para conocer a los hombres en esa faceta que las mujeres normalmente nunca conocen, la auténtica, la desvergonzada. Además se gana buena plata, según ella. Según ella también, nunca se ha prostituido, y yo le conté que nunca había tenido sexo con una prostituta, ella sonrió y me recomendó seguir así.

2 comments:

Unknown said...

Parece tan sencillo escribir algo así, sin embargo solo se logra con reflexión y profunda observación, bonito y conmovedor relato.

Unknown said...

muchas gracias por vuestro comentario. En realidad es sencillo escribir algo así si dejas de ver a la mujer sólo por el poto que tenía, pero en ese contexto puede convertirse en una utopía.