Sunday, March 02, 2008

Fragilidad

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Dime, ¿cuántos amigos tienes?.
Tengo un amigo.
Vamos, hablo en serio, ¿cuántos amigos tienes?.
Tengo un amigo; dirás que es absurdo, que siempre te presento amigos, de todos buenos comentarios, historias, anécdotas, pero debo ser quisquilloso a la hora de responder una pregunta como la que acabas de hacer. Tengo un amigo, todos los demás son sólo amigos, pero amigo tengo uno. El gran amigo siempre es uno, por eso es el gran.
¿Y tiene nombre?.
Sí, tiene nombre, pero no lo recuerdo bien, no apostaría a que el nombre que recuerdo sea verdaderamente su nombre, lo recuerdo más que nada por su amistad, el resto de las personas llevan nombres, y como son lo único que llevan, resulta necesario que así sea para poder recordarlos, y diferenciarlos parcialmente a unos de otros. Mi amigo lleva más que sólo un nombre, lleva su amistad conmigo, ese es su distintivo.
¿Cómo se diferencia ese amigo del resto?, ¿cómo se diferencia esa amistad de las otras amistades para vivirse de manera especial?.
Es la única presencia que supera la ausencia del sujeto, no es objetal, es espiritual, el espíritu no es objeto, como lo es el sujeto.
Entiendo, suena bien, pero ¿que hay del resto?.
El resto carece de particularidades, son la nebulosa necesaria y lejana que conforma un espacio potencial a comprender, aquellas cosas que causan la ambiciosa sensación de que la vida es corta.
¿Acaso la vida no es corta?.
No lo sé, pero no lo creo, puede hacerse muy larga también.
¿La tuya como es?.
Mi vida va a buen ritmo, a veces por escapar tiende a revolucionárseme, mas en cuanto puedo aflojo un poco, digamos que, aun consciente del movimiento perpetuo, persigo la calma.
¿No te parece contradictorio esto?.
Sí, no tengo problema con la contradicción, el resto es pedantería.
¿Qué cosa?.
Conformarme con mis palabras, cerrar círculos con ellas; las palabras son para abrir círculos, no para cerrarlos.
¿Y cuál vendría a ser tu círculo en este momento?.
No es uno, son muchos, se superponen unos sobre otros, uno abre a otro, y así se va dando una concatenación desordenada de círculos abiertos.
¿No es molesto tal caótico entendimiento del sí mismo?.
No, creo que responde a un orden superior en el que confío religiosamente, por lo que no podría decirte mucho más a ese respecto, sólo que la fragilidad de todo esto es lo que perpetúa el movimiento. La fragilidad humana...

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